Cuando se recorren las tierras casi desérticas del Medio Aragón, de un color gris ceniciento, lo último que uno esperaría encontrar es un lugar como éste, el Parque Natural del Monasterio de Piedra, donde la vegetación más exhuberante brota entre infinitas cascadas, lagos y grutas por las que el agua corre y juega a su antojo, dejando un rumor de mil colores y silencios.
Todo un placer para los sentidos.
1 comentario:
Haz aprovechado bien el tiempo. Le has sacado un buen partido a tu cámara. Buenos puntos de vistas. Te estas convirtiendo un profesional.
Publicar un comentario